Rumiar pensamientos

Rumiar pensamientos

Depresión por rumiación

¿Alguna vez has pensado en algo una y otra vez y no has podido dejar de obsesionarte con ello? Eso es la rumiación, y puede ser un gran obstáculo a superar. En este artículo, hablaremos de algunas de las investigaciones sobre la rumiación y los pensamientos rumiativos para ayudarte a entender mejor cómo funciona la rumiación. O, si eres un emprendedor o entrenador de bienestar, descarga nuestro eBook de Crecimiento de Negocios de Bienestar para obtener consejos de expertos, herramientas y recursos para hacer crecer tu negocio rápidamente.
Al igual que muchos conceptos psicológicos, la rumiación ha sido ampliamente investigada, pero todavía no hay consenso para una única definición de rumiación cuando se trata de su evaluación (Smith & Alloy, 2009). Dicho esto, la rumiación suele definirse como un ciclo de pensamiento repetitivo que se centra en las causas, las consecuencias y los síntomas del estado negativo actual.  Por ejemplo, vivir un incidente embarazoso es una experiencia desagradable, y si eso no es suficientemente malo, piensa en lo que ocurre cuando sigues pensando en el incidente después de que ocurra. Cuando piensas obsesivamente en una situación negativa y te das cuenta de que no puedes parar, lo más probable es que te haga sentir peor. La rumiación puede transformar un error menor o trivial en una gran catástrofe.  Hay una serie de desencadenantes que pueden inducir la rumiación. Recuerda que hay una diferencia entre reflexionar sobre algo y tener pensamientos obsesivos poco saludables. Siga leyendo para descubrir en qué consiste la diferencia.

Rumiación y pensamientos intrusivos

En el trastorno obsesivo compulsivo o TOC, las obsesiones son las imágenes y pensamientos intrusivos y repetitivos que resultan extremadamente angustiosos para el individuo. Mientras que las compulsiones son las acciones que el individuo realiza de forma ritual para reducir la angustia, como resultado directo de la obsesión.
Las manifestaciones comunes del TOC, como el tipo de contaminación, el tipo agresivo, el tipo de comprobación o el tipo de simetría/ordenación, pueden detectarse fácilmente. Todas ellas tienen un comportamiento compulsivo evidente que el individuo realiza con frecuencia.
Muchas veces, en el caso del TOC puro, el individuo puede creer durante años que no tiene ninguna conducta compulsiva evidente y, en algunos casos, puede ser cierto. Pero en la mayoría de los casos, el individuo sí tiene una compulsión – actos mentales compulsivos.
Este acto mental de darle vueltas al pensamiento obsesivo una y otra vez se conoce como rumiación. El TOC y la rumiación van de la mano. La rumiación es una de las características principales del TOC que hace que la persona pase una cantidad desmesurada de tiempo preocupándose, averiguando, intentando comprender, analizando o aclarando el pensamiento o el tema. Los individuos tienden a rumiar ciertos temas:

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Cómo dejar de rumiar a alguien

Tus pensamientos dan vueltas y vueltas en tu cabeza como un hámster en una rueda, y parece que no puedes hacer que se detengan. Estás rumiando y esa rumiación está creando un bloqueo general de tus recuerdos. No hay nada que temer. En este artículo, aprenderás sobre las rumiaciones y lo que puedes hacer para mantenerlas a raya.
En la vida cotidiana, es razonable y racional tener algo de ansiedad. Es posible que te sientas ansioso mientras un ser querido está siendo operado o si estás a punto de dar un discurso. Por lo general, estas ansiedades desaparecen una vez que el problema se ha resuelto: el ser querido sale airoso de la operación o tú terminas el discurso sin ningún desastre. Puedes seguir adelante.
Sin embargo, si tu ansiedad es persistente y tus pensamientos parecen estar atrapados en un bucle, puede que tengas un problema más grave. Estos patrones de pensamiento son comunes en varios trastornos de ansiedad, depresión y TOC. Si le causan problemas, no está solo. Hay tratamiento disponible.
La rumiación se define como el hecho de dar vueltas al mismo pensamiento o problema en la cabeza sin completarlo. Estás rumiando si cada vez que un ser querido está enfermo tienes los mismos pensamientos de ansiedad que tuviste cuando tu abuelo murió durante una operación, aunque sepas que tu ser querido está sano y puede volver a gozar de buena salud. Estás rumiando si te has dicho tantas veces que tu discurso será tan horrible que no quieres ni intentarlo. Estás proyectando consecuencias que no han ocurrido y que muy probablemente no ocurrirán.

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Ejemplos de rumiación

La rumiación es la atención centrada en los síntomas de la propia angustia y en sus posibles causas y consecuencias, en contraposición a sus soluciones, según la Teoría de los Estilos de Respuesta propuesta por Nolen-Hoeksema (1998)[1][2].
Dado que la Teoría de los Estilos de Respuesta ha sido apoyada empíricamente, este modelo de rumiación es la conceptualización más utilizada. Sin embargo, otras teorías han propuesto diferentes definiciones de la rumiación. Por ejemplo, en la Teoría del Progreso de la Meta, la rumiación se conceptualiza no como una reacción a un estado de ánimo, sino como una “respuesta al fracaso en el progreso satisfactorio hacia una meta”[3] Como tal, tanto la rumiación como la preocupación se asocian con la ansiedad y otros estados emocionales negativos; sin embargo, sus medidas no se han unificado[4].
La teoría de los estilos de respuesta (RST) definió inicialmente la rumiación como la concentración pasiva y repetitiva en los síntomas de depresión y en las posibles causas y consecuencias de estos síntomas[5] Como prueba de esta definición, la rumiación se ha implicado en el desarrollo, el mantenimiento y el agravamiento tanto de los síntomas depresivos[6][7] como de los episodios de depresión mayor[8] Recientemente, la RST ha ampliado la definición de rumiación más allá de la depresión para incluir la concentración pasiva y repetitiva en las causas, las consecuencias y los síntomas de la propia angustia en general. Este cambio se hizo porque la rumiación se ha implicado en una serie de trastornos, no sólo en la depresión[4][1].